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Empresas que respiran. Los tres tipos de empresa.

Siempre digo que hay tres tipos de empresas u organizaciones: las del siglo XIX, las del XX y las del XXI.

Todos los modelos se basan en la relación y actitud con el entorno en el que evolucionan. Básicamente en el nivel de autoconsciencia. Así pues, una empresa tiene un nivel muy básico de consciencia; comienza a ser consciente y a actuar en consecuencia o, definitivamente, es consciente llegando a un estado de relación y convivencia con el entorno absolutamente responsable, respetuoso y colaborativo. Este último es el estado del tipo XXI.

Como se verá en mi teoría, el modelo de empresa afecta a cómo son los empleados y a como evolucionan en la organización.

¿Quien forma a quien, la empresa a los miembros o los miembros a la empresa? 
Un tipo de empresa atrae a un tipo de persona y la actitud de todas las personas que la configuran estructuran su ADN. Podemos decir que una empresa es innovadora o conservadora, responsable o todo lo contrario, activa, tímida, alegre o triste, agresiva o amable, etc. 
Sí, he escrito responsable o irresponsable porque no hay término medio, si no eres responsable, eres  irresponsable.

Una organización es como un país con sus normas, estilos de vida, reglas económicas, recursos, evolución, población, competencia y colaboración, y su gobierno y población. Cuando pensamos en un país es inevitable que a nuestra mente lleguen los tópicos por los que se conoce, ya sabemos que la mente tiende a etiquetar y clasificar de una forma más frecuente e inmediata que a comprender y a empatizar. Las empresas nos transmiten su forma de ser y las clasificamos en base a las noticias que generan, a nuestra relación con ella, a lo que dicen de ella e, incluso, a los tópicos que circulan. Respecto a las personas, la relación con las empresas se basa, sobre todo, en el trato personal con alguien que representa a dicha empresa; atención al cliente, ventas, etc.
Otro aspecto importante es la actitud de la organización hacia el medioambiente. Las preguntas son: soy sensible o insensible, soy responsable o irresponsable, trabajo para reducir o no tener residuos, trabajo para colaborar en ecología, investigo cómo mejorar para consumir menos y mejor.

Las empresas del tipo XIX son desconfiadas, ocultan la información, son recelosas en la relación con las demás e intentan crecer compitiendo solas. Incluso los empleados son recelosos en compartir la información y sus conocimientos. No existe una relación con los empleados basada en la confianza. No les importa la relación con los demás porque los miran con recelo y desconfianza. Se basan en el miedo. 
Colaboran con partners, pero no los consideran como tales realmente. Los  tratan con recelo y desconfianza. 
Su relación con el medioambiente es puramente egoísta y agresiva, con total insensibilidad. El medioambiente está para ser usado, consumido. Estas compañías son la mayoría de las que existen.

El tipo XX comienza a entender que es necesario colaborar. Compartir cierta información es vital para competir. Se valora realizar acciones para la satisfacción de los accionistas y de la sociedad aplicando RSC. La imagen de marca es vital y hay que crear valores intangibles que fidelizan a los clientes, que transmiten más allá del valor intrínseco del producto o servicio. Son organizaciones que se definen como transparentes.

El tipo XXI es el paradigma de nuestro tiempo, que defiendo como filosofía 4dlife. Han de ser organizaciones vinculadas a la Globalización Inversa. No han de ser transparentes. La transparencia es un concepto "pared", una forma de poner barreras, ver hasta cierto punto lo que interesa. Esa transparencia es un cristal-muro.
Siempre digo que las paredes del tipo XXI han de ser membranas que permiten respirar con el entorno, vivir con él. La globalización que conocemos ha de morir porque empobrece las culturas, la biodiversidad: es agresiva y egoísta.

En el siglo XXI, debemos relacionarnos primero con los que nos rodea: coexistir, aportar y recibir.
Es muy buena actitud la de dejar todo mejor de lo que estaba cuando nos lo encontramos.
La innovación es vital, y es más probable que la inspiración y con ella, la relación de catarsis, esté más cerca de lo que creemos.


Javier Córdoba, empresas del Siglo XXI
Empresas del siglo XXI, empresas que respirar.

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