Siempre digo que existen tres tipos de empresa: las del siglo XIX, XX y XXI. El verdadero factor que las diferencia es la actitud hacia las personas y de las personas hacia la compañía.
Es evidente que las empresas son personas. Antes esto no estaba tan claro, ya que las empresas eran los productos que fabricaban. Pero, cada vez más, las empresas se fundamentan en el conocimiento, y este, sin duda procede de las personas.
Existe un conocimiento tácito y otro explícito en las organizaciones. El primero, es muy difícil de recoger, el segundo, aunque se podría, no se hace; no se sabe hacer.
Lo que es evidente, es que las organizaciones que no se enfoquen a la innovación, desaparecerán. El valor añadido de una empresa es la capacidad de innovar que desarrolla, pero no sólo que desarrolla, sino que POTENCIA.
El objetivo fundamental de una organización como estrategia es la innovación, que va a marcar su imagen, sus ingresos a medio y largo plazo y no vivir en un océano rojo.
Eso sí; la innovación puede proceder de cualquier lugar de la compañía, de cualquier lugar de nuestro entorno.
Escuchemos.
Escuchemos.